
GESTO DE PURO AMOR
¡Es tiempo de amar!
De amar con gestos, con el cuerpo, con la acción.
Ninguna palabra abarca esta escena de puro amor.
Escena de miradas, fragancias compartidas, reconocimiento y
expresión.
Donde el abajamiento es un signo de libertad y sanación.
Donde el contacto con el cabello conmueve de entrega y amor.
Sabiéndose los dos en una despedida, se regalan lo mejor.
La fragancia más perfecta y preciosa de su interior.
El reconocimiento, la humildad y el perdón.
La estancia ya está impregnada del desbordante amor.
Un momento de deseos, un momento de pasión.
Que nos ayuda a reconocerte Jesús como nuestro AMOR y Señor.
Dejémonos llevar por el texto (Jn12, 1-11) a nuestras realidades propias, a nuestros gestos de unciones y de amor. Debemos adentrarnos y profundizar en qué gestos hacemos nosotros, con qué gestos actualizamos diariamente nuestra entrega a Jesús. Cómo y desde donde oramos. ¿Sabemos orar con los gestos? ¿Demostramos nuestro amor así?
María está orando, no con palabras, sino con su cuerpo y su corazón. Es una forma de orar diferente, ¿cuándo alguno de nosotros pensó alabar a Dios con danzas? ¿Cuándo fue la última vez que cantamos e hicimos melodías para el Señor, con todo nuestro corazón?
Donde Judas ve desperdicio, Jesús ve amor. El amor de María anticipa el amor de Jesús. Ella vertió sus lágrimas sobre los pies del que se vertió a sí mismo sobre el mundo en la cruz. Un suave toque de comprensión… una fuerte tranquilidad… una sonrisa de amor: esas también son oraciones.
@j.carabano
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Texto de la oración:
@pjvvedruna